Antes de nada, debo pedir perdón por haberme ausentado tanto tiempo. Las razones han sido tres. La primera, un importante examen que tuve el 10 de este mes (julio) que preparé a conciencia. La segunda, que después no me apetecía hacer absolutamente nada. La tercera y no menos importante, la Eurocopa, que la vi enterita. Aun así, ya estoy de vuelta, así que a darle caña.
Esta semana vimos una escena que esperemos no se repita. En los octavos de final de la Copa Libertadores, el Atlético Mineiro - Boca Juniors acabó en una gravísima pelea en la que hasta la policía se involucró. Puñetazos, golpes con extintores, insultos, gas lacrimógeno... Una auténtica batalla campal. Eso me hizo recordar una de las peleas más famosas de la historia. En 1995, un partido entre el Flamengo brasileño y Vélez de Argentina finalizó de la peor manera posible. Aquí os traigo el enfrentamiento entre ambos conjuntos en la Supercopa Sudamericana de 1995.
Primero, un poco de contexto. Año 1995. Ese año se celebró la ya extinta Supercopa Sudamericana, torneo que acogía a todos los ganadores de la Copa Libertadores. Ese año, 17 eran los equipos que participarían en el torneo, y el sorteo quiso que Vélez Sarsfield, ganador de la Libertadores en 1994 y Flamengo, campeón de dicho torneo en 1981, se cruzasen en los octavos de final.
La eliminatoria se jugó a doble partido. En la ida, pese a que el conjunto argentino comenzó ganando con un gol de penalti de Trotta, Edmundo empató el encuentro. Vélez se adelantó de nuevo con un tanto de Herrera. Sin embargo, el Flamengo consiguió remontar gracias a Sávio y Rodrigo Mendes y se llevó el partido por 2-3. Quedaba todo por decidir en la vuelta, aunque el conjunto brasileño disponía de cierta ventaja. No obstante, el segundo partido de la eliminatoria tuvo un solo color, ya que el Flamengo se impuso por un contundente 3-0 con goles de Edmundo, del legendario Romário y de Pellegrino en propia meta. Pero ahí no acabó la contienda.
Cuando el partido entró en el descuento, y como más tarde se vio en las repeticiones, Edmundo y Zandoná se recriminaron varias cosas durante el partido. En un momento determinado, Edmundo le indicó a Zandoná que le habían marcado tres goles, e inmediatamente le dio un pequeño bofetón en la cara. El futbolista argentino, lejos de decírselo al árbitro o echarse al suelo para provocar alguna tarjeta, le respondió con otra cachetada. Mientras Edmundo se retiraba con la mano en la cara para indicar que había sufrido un golpe, Zandoná le propinó un fuerte puñetazo en la cara al brasileño y encendió la mecha que desató una brutal pelea. Romario le dio una patada voladora al argentino y comenzó una batalla campal que duró aproximadamente medio minuto. Por suerte, la policía brasileña que se encontraba en el estadio pudo separar a ambos equipos y controlar la situación; una situación que, afortunadamente, no fue a más. Sin embargo, durante ese medio minuto hubo patadas, insultos, puñetazos... E incluso miembros del banquillo de ambos equipos alentaron a sus jugadores a pegarse. Un auténtico escándalo.
Tiempo después, Zandoná en una entrevista afirmó que no se arrepentía de haber golpeado a Edmundo, puesto que le molestó mucho ir perdiendo y que el brasileño se lo recriminase. El torneo siguió como si nada, y el Flamengo llegó a la final, que perdió contra el Club Atlético Independiente argentino por un resultado global de 2-1 (2-0 en la ida para el CAI). Lo que me sorprende es que no hubiese sanciones destacadas tras este incidente, pero más inquietante resulta que, habiéndose producido otras peleas iguales o peores durante estos últimos años, la CONMEBOL, la asociación sudamericana de fútbol, no haya tratado de evitar conflictos a través de sanciones más severas. He aquí la pelea futbolística más popular. Y esperemos que el listón sea lo suficientemente alto y que no suceda ninguna otra.
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