Moacyr Barbosa: la condena de un inocente

     En el mundo actual, por desgracia, es bastante frecuente condenar a justos por pecadores. Cuando nos empecinamos en culpar a una persona sobre un hecho, toda la injusta justicia social cae sobre ese humano. A veces el tiempo lo acaba curando y el tema se acaba olvidando, pero en ocasiones ese castigo se perpetúa hasta la eternidad, y ese falso criminal acaba pagando la frustración de un pueblo. Hoy traeré un caso brutal de un jugador que sufrió la crueldad de un país. Hoy hablaremos de Moacyr Barbosa.


    Moacyr Barbosa Nascimento nació en Rio Branco, Brasil, un 27 de marzo de 1921. Aunque no tenemos mucha información de su infancia, sabemos que comenzó en el mundo del fútbol en 1940 jugando como extremo en un club amateur de São Paulo. No obstante, en 1941 realizó el cambio que marcaría su vida. En  ese año se marchó al Clube Atlético Ypiranga, donde ejerció como portero. Gracias a su tremenda agilidad, el Vasco da Gama se fijó en él y, aunque no tenía experiencia como jugador profesional, ese equipo decidió contratarle.

    Con su nuevo club llegó a ganar seis campeonatos Cariocas, un torneo Rio-São Paulo y una Copa Libertadores (nombrada en aquella época Campeonato Sudamericano de Campeones). Sus buenas actuaciones le valieron para ser convocado por la selección brasileña y convertirse en el primer portero negro en la historia del combinado de su país. En 1949, además, ganó una Copa América, en aquel tiempo llamada Campeonato Sudamericano.

    Por desgracia para él, llegó el Mundial de 1950. Lo que para unos es un privilegio, una ilusión o un sueño, para Moacyr se convirtió en una pesadilla. Para empezar, fue un Mundial muy duro y triste. Cinco años antes había finalizado la II Guerra Mundial. La FIFA decidió que Japón y Alemania no participasen por su rol en ese conflicto. Además, Argentina renunció debido a discrepancias con la Confederación Brasileña de Deportes, Colombia fue expulsada por (supuestamente) mantener una liga pirata, y varios otros países rechazaron la invitación a la Copa del Mundo por diversos motivos. Turquía no acudió por motivos económicos, y Escocia no viajó a Brasil porque "solo iría al Mundial si quedaba primera en la [fase de] clasificación". Por otro lado, Portugal, eliminada en la fase de clasificación, rechazó la invitación porque "querían ganárselo en el campo" y Francia, al igual que Turquía, no fue por razones económicas. En definitiva, al final 13 selecciones acudieron al Mundial de Brasil de 1950.

    La fase final, ya que no había eliminatorias, hizo que Brasil y Uruguay se enfrentasen en un último partido en una final improvisada. A Brasil le valía ganar o empatar, mientras que a Uruguay solo le servía la victoria (los brasileños tenían 4 puntos y los uruguayos, 3). La primera parte fue un dominio absoluto de Brasil, pero Uruguay supo contener las embestidas cariocas. Ya en la segunda parte, los brasileños se adelantaron en el minuto 47 con un gol de Friaça. La victoria brasileña era un hecho, pero en el minuto 66, Ghiggia entró en el área brasileña, amagó con chutar y se la pasó a Schiaffino, quien empató el partido. Esa maniobra despistó a Moacyr, que no pudo detener el chut del uruguayo. Trece minutos después, Ghiggia volvió a entrar en el área brasileña y Moacyr pensó que haría lo mismo, así que dio un paso a un lado. Sin embargo, Ghiggia chutó y el balón entró por el palo corto de Moacyr. El partido acabó 2-1 para Uruguay, que se coronó campeona del mundo.

    Después de la final, el linchamiento masivo a Moacyr fue un hecho. Se le culpó de la derrota de Brasil en la final. Quizá por racismo (recordemos que era negro), quizá porque mucha gente perdió mucho dinero (la victoria brasileña era un hecho, así que mucha gente apostó fortunas), Moacyr se convirtió en cabeza de turco y objetivo de las frustraciones brasileñas. Aunque alargó su carrera con Vasco da Gama hasta 1955 (se retiró en 1962 en equipos menores) y siguió jugando con Brasil hasta 1953, Moacyr ya era enemigo público, y fue ninguneado y maltratado tiempo después de retirarse.

    Tras retirarse, trabajó como funcionario. Decidió alejarse del fútbol, del deporte que le dio la vida y que le hizo a la vez tanto daño. En 1963, para seguir torturándole, quitaron las porterías del estadio Maracaná, donde se jugó aquella pseudofinal del Mundial, y le dieron una a Moacyr, quien la quemó. En 1993, fue a visitar a la selección brasileña mientras se preparaba para la Copa del Mundo de EE.UU. de 1994, pero lo echaron con la excusa de que "traería mala suerte". En una de sus últimas entrevistas, llegó a decir lo siguiente: "la pena máxima en Brasil por un delito son treinta años, pero yo he cumplido condena durante toda mi vida".


    Tras la muerte de su esposa por un cáncer, se fue a vivir con su hija adoptiva a una casa en Praia Grande, donde pasó el resto de sus días combatiendo la pobreza gracias a una pensión vitalicia que le dio el Vasco da Gama. Falleció el 8 de abril del año 2000 a los 79 años de edad, por culpa de un derrame cerebral. Ahí se acabó la historia del portero brasileño, subcampeón del mundo con Brasil, país al que tanto dio y del que tanto odio recibió. Tras su muerte, al menos en Brasil se le empezó a reconocer como uno de los grandes porteros brasileños, pero tuvo que pasar un siglo desde su nacimiento para que, por fin, pudiera ser exculpado por haber perdido un partido.



Nota del autor: siento subir tan poco aquí, a Youtube y a Twitter. He tenido dos semanas bastante intensas y no he tenido tiempo para nada. Espero recuperar el ritmo.


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