Leyendas olvidadas III: Cláudio Taffarel
Cuando se nos vienen a la mente jugadores brasileños actuales, siempre pensamos en los mismos: Dani Alves, Neymar, Marcelo, Casemiro... Es decir, en jugadores de calidad incuestionable. Sin embargo, si echamos un vistazo a la última línea defensiva y primera de ataque -es decir, la portería-, nos damos cuenta más pronto que tarde que los guardametas brasileños, aun siendo espectaculares, no han recibido tanto reconocimiento ni valoración por parte del público hasta hace poco. Sucede con Ederson Moraes -doble premio al mejor portero de la Premier y titular del combinado nacional de su país-, Alisson Becker -elegido mejor portero del mundo en 2019 y 2020- o Dida -campeón del mundo y de América, además de tener una trayectoria envidiable en el AC Milan-. Sin embargo, antes de este último hubo un portero cuyas actuaciones fueron memorables y que, incomprensiblemente, no es tan conocido. Hoy hablaremos de otro grandísimo portero brasileño: Cláudio Taffarel.
Taffarel nació en Santa Rosa, una localidad del sur de Brasil, en 1966, y comenzó su carrera deportiva en 1985 en el Internacional brasileño. Pese a jugar solamente 50 partidos en ese club, en 1988 ganó el premio al mejor futbolista brasileño del año, lo que despertó el interés de clubes europeos. En 1990 puso rumbo al Parma italiano, donde comenzaría a forjarse, a ganar experiencia y, lo más importante, a ser incluido en la selección brasileña.
Tras tres temporadas en el Parma, el futbolista brasileño fichó un año por el Reggiana, club que peleó en la 1993-94 por no descender a la segunda división del fútbol italiano. No solo lograron el objetivo, sino que las buenas actuaciones de Taffarel le valieron para ser convocado para el Mundial de EE.UU. de 1994. En esa competición, Cláudio jugó todos los partidos, solo encajó tres goles y ganó la final contra Italia en los penaltis. Finalizó su experiencia en Europa con una Coppa d'Italia y una Recopa de Europa con el Parma.
Después de estos años gloriosos, decidió volver a su país para jugar con el Atlético Mineiro. Jugó tres temporadas con el conjunto galo y, pese a su buen rendimiento, solo pudo ganar un Campeonato Mineiro -un torneo regional- y una Copa Conmebol. Sin embargo, sus mayores éxitos a nivel de clubes llegarían a partir del año 1998. Taffarel se embarcó en la exótica aventura de jugar en Turquía con el Galatasaray, uno de los equipos más potentes de ese país. Siendo ya un portero experimentado, Cláudio se alzó con dos ligas y copas turcas, una Copa de la UEFA y una Supercopa de Europa contra el Real Madrid. Tras tres años llenos de éxitos, regresó a Italia para volver a jugar con el Parma del 2001 al 2003, donde ganó una Coppa d'Italia en 2002. Tras su retirada, no ha parado de trabajar como entrenador de porteros en la selección brasileña y en el Galatasaray turco
Los que recuerdan a Taffarel siempre recuerdan el éxito que tuvo a nivel de clubes, puesto que participó en equipos que no eran tan fuertes a nivel internacional y siempre ganó algún título, pero pocos saben lo que ganó con la selección brasileña. Con la Canarinha llegó a las 101 presencias, y obtuvo nada más y nada menos que seis trofeos: dos copas América (1989 y 1997), un Mundial sub-20, unos Juegos Panamericanos, una plata en los Juegos Olímpicos de Seúl '88 y una Copa del Mundo en 1994.
En cuanto a su estilo de juego, fue un portero poco vistoso, ya que buscaba más la eficiencia y la eficacia que el espectáculo; de ahí su buen posicionamiento y calma bajo los tres palos, su seguridad ante los disparos de larga distancia y su éxito parando penaltis. Sin embargo, también poseía unos muy buenos reflejos y era capaz de saltar bastante para alcanzar balones altos pese a su relativa baja estatura (1,83 metros), ya que durante su juventud jugó mucho a voley playa. He aquí la historia de un portero legendario con la selección brasileña; considerado mito en su país de origen, pero no tan conocido fuera del continente americano.
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